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Cómo ganarse los corazones de la gente


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Resumen del tema
Tratar con los corazones para ganarlos es una habilidad que se necesita que la persona aprenda a la perfección. El hombre que quiere tener éxito en su trato con los corazones, debería saber de sus claves y de sus leguajes, teniendo en cuenta que cada corazón tiene una llave, y sin ella no puede entrar a dicho corazón, como por ejemplo: por medio de la sonrisa, empezar con el saludo, dar regalos, entre otras claves.

Primer Jutba

Alabado sea Al-lah, Quien colma de bendiciones a Sus siervos y aparta de ellos muchas de las desgracias por Su misericordia. Lo alabamos como corresponde a la majestuosidad de Su rostro y la grandiosidad de Su poderío. Atestiguo que nada ni nadie merece adoración sino Al-lah, Único, sin asociados. Sus promesas son inalterables, cuando Él decide algo nadie lo puede impedir, y Él es rápido en ajustar cuentas. Alabado sea Al-lah Quien hizo que el ejemplo y el buen trato hacia los demás sean el medio principal para acercar a la gente a Su religión. Atestiguo que Muhammad es Su siervo y Mensajero; el líder de los creyentes, el ejemplo de los justos y el mejor de los educadores. ¡Al-lah! Bendice a Muhammad, a su familia, a sus compañeros y a todos los que sigan su guía hasta el Día del Juicio Final.

¡Hermanos! Hoy nuestro tema central tiene relación con una parte de nuestro cuerpo del cual depende la virtud o la corrupción del ser, nos referimos al corazón. Todo musulmán lleva sobre su espalda la responsabilidad de enseñar a los demás el Islam, de acercarlos a la religión de Al-lah y de invitarlos a que acepten esta bendición; por esta razón, todos nosotros debemos conocer los medios que nos ayuden a ganarnos los corazones de la gente. Al-lah, Altísimo sea, nos ha dicho en Su Libro sobre el Profeta Muhammad: {Por misericordia de Al-lah eres compasivo con ellos. Si hubieras sido rudo y duro de corazón se habrían alejado de ti; perdónalos, pide perdón por ellos y consúltales en las decisiones.} [Corán 3:159] ‘Ai’shah, que Al-lah esté complacido con ella, relató que el Mensajero de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: “Cuando hay afabilidad en algo, se embellece; mientras que si falta, se afea”. [Muslim y Ahmad]

Conociendo lo anterior, un musulmán debe tener mucho cuidado con el ejemplo que da; por ello, debe incrementar su conocimiento del Islam, de cultura general y de la idiosincrasia del país o lugar donde vive, para que de esta forma no vaya a chocar enseñando cosas que contradigan la creencia y preceptos establecidos de la religión, o que ofenda la sensibilidad de las personas a las que se dirige, sean o no musulmanas; dijo Al-lah, Glorificado sea: {¿Acaso ordenáis la piedad a los hombres y os olvidáis de practicarla vosotros mismos, siendo que leéis el Libro? ¿Es que no razonáis?} [Corán 2:44]; y también: {Convoca al sendero de tu Señor con sabiduría y bellas palabras. Arguméntales de la mejor manera.} [Corán 16:125]

Un musulmán, además de cumplir con su obligación de ordenar el bien a las personas y prohibirles la desobediencia y corrupción, debe aplicar esta norma primero en todos los asuntos de su vida. Luego de esto viene el conocimiento, pues sólo por medio de él es que se puede entablar un dialogo amable y respetuoso con los demás, con el cual se puede convencer a muchos musulmanes para que cambien sus malas actitudes y comportamientos, y vuelvan al sendero recto de Al-lah, y para motivar a los no musulmanes a someterse a la voluntad de Al-lah y aceptar el Islam.

Cuando nos dirijamos a nuestros hermanos en la fe debemos tener en cuenta los siguientes aspectos:

No estar molestos al aconsejar.

Si se tiene la oportunidad de dirigir una oración, no alargarla.

Si se nos concede la palabra, ser precisos y puntuales para evitar la extensión y la repetición de lo que se dice.

Ser humildes.

Ser amigables y sociables, tratando siempre de involucrarse en las actividades realizadas en la comunidad.

Ser bondadosos, caritativos y generosos.

Tener características positivas, sumándolas a una conducta ejemplar, garantiza, con el favor de Al-lah, que la gente abra sus mentes y corazones a quien las posea, lo cual significa que lo van a escuchar y seguirán su ejemplo y enseñanzas, esto fue probado por el mismo Profeta Muhammad, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, sus Sahaba, los discípulos de sus Sahaba, y todos los musulmanes piadosos y virtuosos a lo largo de la historia.

Tener conocimiento y ser la mejor persona del mundo y la más querida no es una garantía de que su llamado sea atendido y de que tenga éxito en la misión de cambiar la actitud de los musulmanes descarriados o de que los no musulmanes acepten el Islam, pues cada uno hace lo que le place, ya que para eso Al-lah, Altísimo sea, dispuso que cada ser humano escogiera lo que quisiera: la guía hacía la verdad y la salvación o la perdición. Dijo Al-lah: {Tu Señor sabe bien quién se extravía de Su camino y quién sigue la guía.} [Corán 16:125] Además, no hay que agobiarse porque la gente haga caso omiso al consejo y al llamado al bien, dijo el Altísimo: {No es tu obligación [¡Oh, Muhammad!] que sigan la guía, sino que Al-lah guía a quien quiere.} [Corán 2:272]; y refiriéndose a quienes definitivamente han escogido la perdición: {Y si Al-lah les hiciese oír, igualmente rechazarían la Verdad, pero no lo hace porque sabe que en ellos no hay ningún bien.} [Corán 8:23]

Le pido a Dios perdón por nuestras faltas. Háganlo ustedes también.

Segundo Jutba

¡Hermanos en la fe! Veamos el ejemplo del Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, al aconsejar a la gente de su comunidad que se estaba desviando, Anas Ibn Malik, que Al-lah esté complacido con él, contó: “Llegaron tres personas a las casas de las esposas del Profeta, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam; preguntaban sobre la adoración del Enviado de Al-lah. Cuando se les informó, fue como si les pareciera muy poco. Dijeron: ‘¿Qué somos nosotros en comparación con el Profeta Muhammad, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, al que Al-lah le perdonó sus pecados pasados y futuros?’. Así que uno de ellos dijo: ‘Yo rezaré durante toda la noche y no dormiré’. El segundo dijo: ‘Yo ayunaré todos los días del año, sin romper mi ayuno’. Y el otro dijo: ‘Yo me alejaré de las mujeres y nunca me casaré’. El Mensajero de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, llegó y dijo: ‘¿Son ustedes los que han dicho esto y aquello? Sepan que yo, ¡por Al-lah! , soy el que más teme a Al-lah de todos ustedes y el que más se cuida de Su castigo; sin embargo, ayuno unos días y otros no, rezo y duermo por la noche, y me caso con mujeres. Quien rechaza mi Sunna no es de los míos’”. [Bujari]

En otro relato que nos llegó de ‘Ai’shah, que Al-lah esté complacido con ella, encontramos que el Mensajero de Al-lah, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, luego de haber permitido algo y de que algunas personas lo vieron como muy poco, se dirigió a la comunidad diciendo: “¿Qué opinión se puede tener de personas que se muestran arrogantes ante las cosas que hago? ¡Por Al-lah! Yo soy el que más conoce a Al-lah y el que más le teme”. [Bujari] En otra ocasión, al ver que algunos orantes miraban hacia arriba mientras rezaban, dijo (corrigiéndolos sin mencionarlos directamente): “¿Qué les parecen aquellos que levantan sus miradas mientras rezan?” [Bujari] Y Marwan Ibn Al Hakam, que Al-lah esté complacido con él, nos comentó: “Estábamos rezando, de repente alguien estornudó, así que yo le dije: Iarhamukal-lah (que Al-lah tenga misericordia de ti). Toda la gente me recriminó y criticó con dureza lo que hice, hasta me golpearon. Cuando terminó de orar el Profeta Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, me dijo: ‘En la oración no se puede hacer lo que hiciste, en ella sólo se glorifica a Al-lah, se le enaltece y se lee el Corán’. Juro que nunca vi a un maestro mejor que él, pues no me insultó ni golpeó como lo hicieron los demás”. [Muslim, Ahmad y Abu Dawud] Y Abu Huraira, que Al-lah esté complacido con él, relató que un beduino se levantó y empezó a orinar en la mezquita. La gente se apresuró recriminarlo; sin embargo, el Profeta, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, les dijo: “Déjenlo termina y viertan sobre su orina un balde de agua o una cubeta de agua. Ustedes fueron escogidos por Al-lah para facilitar las cosas y no para dificultarlas”.

¡Hermanos! Quisimos mencionar tan sólo algunos registros en los que se nos muestra el ejemplo del Profeta Muhammad, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, al aconsejar y llamar a la gente a la rectitud. Vemos que no señaló a nadie directamente, aunque sabía bien de quiénes se trataba, para no herir sensibilidades, pues él buscaba corregir para que la gente fuese mejor, y no hacer daño.

No se debe mirar con desprecio a quien no sabe de entre los musulmanes y a los incrédulos por su incredulidad, ya que de ambos grupos Al-lah puede hacer salir personas sabias, piadosas, rectas y timoratas. Hay que tener paciencia, la paciencia que siempre tuvo el Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, incluso con las personas que más daño le hacían o más rechazaban su mensaje.

El conocimiento de la religión es algo fundamental, pues no se puede guiar a la gente hacia el bien si no se sabe. La ignorancia es atrevida, como dicen por ahí, y esta puede conducir incluso a la muerte de una persona, como sucedió en el tiempo del profeta Muhammad, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, según lo registró Abu Dawud e Ibn Mayah, que Al-lah los tenga en Su misericordia, cuando unos de sus seguidores estaban en un viaje. Uno de ellos que tenía una herida de gravedad en su cabeza tuvo un sueño húmedo por la noche, por lo que se encontraba en estado de impureza mayor (Yanaba) y debía hacer el Gusul (baño ritual) para poder hacer la oración del alba. Les preguntó a sus compañeros que si podía hacer el Taiammum (pasar tierra o polvo sobre sus manos y cara) en remplazo del Gusul, y ellos le dijeron que no veían excusa para que lo hiciera, que se bañara. Así lo hizo, pero la herida se agravó y murió. Cuando regresaron a Medina le contaron al Profeta Muhammad, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, lo que había sucedido, y él dijo: “Lo mataron, que Al-lah les haga lo mismo. ¿Por qué no preguntan si no saben?, pues la ignorancia se deja atrás cuando se pregunta”. Y les explicó qué era lo que se hacía en casos como esos.

¡Hermanos y hermanas! Recuerden los principios de bondad y tolerancia que establece el Islam para ganarse los corazones de la gente. Sigan el ejemplo del Profeta Muhammad, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, cuando llamen a la gente hacia la religión de Al-lah. Sepan que si son la causa de la guía de un musulmán perdido o de la islamización de un no musulmán, tendrán una gran recompensa en el Paraíso, como nos lo enseñó la mejor persona que divulgó el Islam en la tierra, el Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él.

Pidan bendiciones por el Profeta Muhammad, tal como Dios se los ordena: {Ciertamente Al-lah y Sus Ángeles bendicen al Profeta. ¡Oh, creyentes! Pidan bendiciones y paz por él.} [Corán 33:56]

¡Oh Al-lah ciertamente me refugio en Ti de la incredulidad, de la pobreza, y en Ti me amparo del tormento de la tumba, no hay nada ni nadie que merezca ser adorado sino Tú!

Oh Señor, anhelo Tu misericordia, no me abandones ni por un instante, y facilita mis asuntos, no hay otro a quien deba suplicar ni adorar más que a Ti.

¡Oh Al-lah! Me refugio en Ti de desviarme o ser desviado, de equivocarme o de que me precipite en el error, de oprimir y ser oprimido, de ser ignorante o que sean ignorantes conmigo.

¡Oh Al-lah! Haz que el Corán reviva mi corazón, que sea la luz que ilumine mi alma, la cual da final a mi tristeza y alivia mis preocupaciones.